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Informe Banderas Negras 2008

Ecologistas en Acción ha presentado el informe “Banderas Negras 2008. Hipoteca Costera”que realiza un diagnóstico sobre la situación de la costa, concede 303 Banderas Negras y 310 Puntos Negros, y denuncia como el insostenible desarrollo en la última década de los principales sectores económicos del litoral, urbanístico, turístico y pesquero, han transformado tanto la costa que ahora se enfrentan a una importante crisis que tiene significativas consecuencias para la economía del Estado español.

Ecologistas en Acción, por décimo año consecutivo, ha presentado su informe Banderas Negras, que tras analizar la situación de los diferentes tramos costeros concede 303 Banderas Negras y 310 Puntos Negros a aquellos proyectos o actuaciones ya realizadas que suponen graves atentados contra la conservación de los ecosistemas litorales, destacando especialmente actuaciones como desarrollos urbanísticos, que suponen casi un 70% de las Banderas Negras y los Puntos Negros; puertos deportivos, actuaciones en borde litoral, falta de depuración, etc.

Vertiente Mediterránea

La costa mediterránea es la más desnaturalizada de las costas españolas, la que tiene un mayor grado de erosión y degradación de los ecosistemas de la plataforma, y la mas contaminada, debido a que ninguna de sus comunidades depura suficientemente sus aguas. Por ello se encuentran zonas de vertidos incontrolados como el Mar Menor, la Bahía de Altea o la Albufera de Valencia, donde se producen procesos locales de eutrofización (anoxia en el medio acuático) y donde los poblados de pescadores ya han pasado a un segundo plano y se comienzan a convertir en un “souvenir”. La destrucción y presión sobre hábitat estratégicos para la conservación de la pesca es demasiado frecuente en el Mediterráneo, ya que la degradación de humedales y praderas submarinas provoca impactos insostenibles para la economía pesquera, urbanística y turística a plazo medio.

Vertiente Cantábrica

En las últimas décadas se ha desarrollado una ocupación exponencial, con proyectos como la construcción de 800.000 nuevas viviendas en Galicia, 30.000 en la zona oriental de Asturias o de nuevas edificaciones en espacios protegidos como Urdaibai en el País Vasco. A esto se unen los múltiples proyectos de puertos deportivos, especialmente en Cantabria, donde se pretende ampliar hasta un 100% su capacidad actual, con proyectos como el puerto interior de la ría de San Vicente de la Barquera, un alto nivel de contaminación por vertidos urbanos e industriales, especialmente en Avilés, la ría de Suances, o la playa de la Arena en Muskiz, afectando negativamente a las actividades marisqueras como en el caso en las rías gallegas o la bahía de Santander en la que esta actividad ha desaparecido casi por completo. Finalmente, la sobreexplotación de los caladeros que está provocando el agotamiento de los mismos, siendo el caso más llamativo el de la anchoa del cantábrico cuya supervivencia se encuentra gravemente comprometida.

Archipiélago Canario

Canarias ha aprobado desde 1997 tres “amnistías urbanísticas” estando la última de ellas actualmente en tramitación. Ésta última pretende legalizar viviendas en zonas de dominio marítimo terrestre. Además, se están permitiendo compensaciones en forma de permutas a hoteles en parques naturales, permitiéndoles ampliar concesiones administrativas, este es el caso de Oliva Beach y Tres Islas, a cambio de la propiedad de Lobos. Las islas han asumido una importante sobrecarga territorial en las zonas litorales, desde el norte hasta el sur en sus cuatro islas eminentemente turísticas: Gran Canaria, Lanzarote, Fuerteventura y Tenerife. A esto hay que unirle la presentación por parte del Gobierno de Canarias, del anteproyecto de Ley de Medidas Urgentes en Materia de Ordenación del Territorio y Sostenibilidad. Una Ley que pretende permitir una mayor ocupación territorial en zonas vírgenes de urbanización.

Archipiélago Balear

Debido a los diferentes booms turísticos, Baleares ha sufrido durante los últimos 40 años una gran presión urbanística en el litoral, y diversas zonas con un gran interés natural y ecológico han sido urbanizadas. Actualmente en Mallorca se experimenta un crecimiento urbanístico fomentado por los planes territoriales, incrementando el suelo edificable, con unas previsiones urbanísticas de 5.000 hectáreas en 10 años, en un territorio ya de por sí bastante saturado. Entre las amenazas al litoral en las Islas Baleares destacan los proyectos de campos de golf; los puertos deportivos; el insuficiente funcionamiento de las depuradoras y los vertidos ilegales a través de emisarios submarinos, especialmente en verano, que producen una eutrofización del litoral, y que tiene como consecuencia la pérdida de atractivo turístico.

Consecuencias económicas

En la última década, la economía de las Comunidades Autónomas litorales se ha basado en el desarrollo urbanístico, el turismo de sol y playa, y en la actividad pesquera y agraria, llegando a niveles de intensificación tan extremos que han provocado la alteración o práctica destrucción de la gran mayoría de los ecosistemas litorales, lo cual, según Ecologistas en Acción, ya está afectando de forma muy negativa a buena parte de esos sectores económicos.

La afección a los diferentes tramos costeros ha alcanzado tal grado de intensidad en los dos últimos años que actualmente está ya teniendo una importante repercusión sobre estos sectores económicos:

El sector urbanístico, que tanto se ha desarrollado en estos años, y que actualmente esta ya sufriendo una crisis económica, ha hipotecado ya el mantenimiento y desarrollo de la actividad turística al destruir cada uno de los valores que han provocado el boom turístico de las costas españolas en la última década. La invasión del hormigón y los ladrillos además de provocar la pérdida de los valores turísticos, se ha desarrollado de una forma tan desordenada y ligada a la especulación que le será difícil recuperarse. Entre el desarrollo urbanístico y las infraestructuras turísticas (puertos, paseos marítimos, carreteras, etc.) se está afectando gravemente a los ecosistemas marinos provocando con ello una grave afección sobre la biodiversidad marina y por tanto de la pesca. La suma de todos estos impactos, está suponiendo una grave hipoteca a medio y largo plazo de estos sectores económicos, ya que ni el desarrollo urbanístico, ni el turístico, así como el pesquero, podrán mantener su actual contribución al PIB, lo que hace imprescindible la puesta en marcha de un nuevo modelo económico en las regiones costeras.