Todos somos conscientes de que la presencia de determinadas aves migratorias en nuestras ciudades en un número elevado pueden provocar, y provocan, daños y problemas que en algunos casos pueden ser considerados como graves: malos olores y molestias, suciedad del mobiliario urbano, de parques y monumentos y de propiedades particulares.

Para minimizar estas consecuencias muchos ayuntamientos vienen empleando diversos métodos de control que en todos los casos se llevan a cabo previo desarrollo de estudios que determinen las causas de los aumentos de estas poblaciones y las soluciones menos traumáticas tanto para las especies afectadas como para las zonas en las que se concentran.

En el caso de Béjar, y en relación con la presencia de estorninos en el Parque de La Corredera, el alcalde Cipriano González, ha optado por solucionarlo a base de tiros, un sistema ineficaz y un ejemplo para la ciudadanía lamentable y peligroso. En pleno verano, con temperaturas extremas y “ante las numerosas quejas que hemos recibido por parte de los vecinos y de los usuarios del parque municipal” se justifica la decisión convirtiéndolo en un problema de salud pública.

Optar por la matanza indiscriminada de los estorninos a base de tiros es una barbaridad. En el año 2004 el Ayuntamiento de Salamanca consiguió con un sistema de control no agresivo sobre el estornino negro que la población de esta especie, estimada dentro de la ciudad en aproximadamente 74000 ejemplares, pasase a unos 2000. En otras ciudades de Castilla y León, como Ávila, se han puesto en marcha proyectos pioneros como dormideros artificiales. Insistimos siempre realizando previamente los estudios pertinentes.

En el caso de Béjar con esta solución fácil y efectista, a la vez que ineficaz, se anima a los ciudadanos a que utilicen sus escopetas para acabar con los estorninos y de paso con todas las especies de “pájaros” que molesten a los vecinos, provoquen ruidos o simplemente consideren inconvenientes. Además llama la atención que si efectivamente se trata de un problema de salud pública, se haya tolerado que se lleguen a recoger parte de los ejemplares muertos para revivir la erradicada costumbre de los “pajaritos fritos”.

La solución adoptada es una solución cobarde y miserable. Son muchas las quejas vecinales relacionadas con los malos olores y suciedad de los contenedores de basura, con los ruidos provocados por las motos, por el exceso de velocidad en nuestras calles, etc. y sin embargo no por ello se le ha ocurrido a Don Cipriano ni retirar las motos ni inmovilizar los coches, ni mucho menos achatarrarlos. Claro que los estorninos ni protestan. ¿Reaccionará con igual contundencia don Cipriano ante estos problemas?

Finalmente Ecologistas en Acción considera una barbaridad utilizar tanto la planta de transferencia de residuos como el Centro de Tratamiento de Gomecello para deshacerse de los restos de estorninos masacrados. Gomecello y las plantas de transferencia están destinadas al tratamiento de residuos sólidos urbanos y en ningún caso se pueden convertir en “cementerios de animales”, existiendo, además, una legislación específica para este tipo de restos, desconocimiento que resulta inaudito que desconozca tanto el Ayuntamiento como el propio matadero municipal. Cuestión más que preocupante y que se denunciará ante el Servicio de Protección a la Naturaleza de la Guardia Civil.