La protección de la naturaleza y el buen funcionamiento de los ecosistemas son imprescindibles para garantizar nuestro bienestar. Pese a que somos «biodependientes» como individuos y como sociedad, la actividad humana está destruyendo la biodiversidad a un ritmo 1.000 veces más alto que el natural.

La comunidad científica identifica la pérdida de biodiversidad, junto con el cambio climático, como los dos límites planetarios fundamentales que ya han sido traspasados por la humanidad [1]. Estos dos procesos, íntimamente relacionados, incrementan el riego de cambios bruscos e irreversibles y reducen la capacidad de las sociedades de responder y adaptarse convenientemente a nuevas situaciones.

A nivel mundial, según la FAO, el 60 % de los ecosistemas mundiales están degradados o se utilizan de manera insostenible; el 75 % de las poblaciones de peces están sobreexplotadas o significativamente agotadas, y desde 1990 se ha perdido el 75 % de la diversidad genética de los cultivos mundiales.

En Europa, la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), en colaboración con la Comisión Europea, elaboró en 2010 un informe que resume la información más reciente sobre la situación actual y las tendencias de la biodiversidad y de los ecosistemas europeos [2]. Este trabajo basado en indicadores constituye la base de referencia para apreciar los cambios en la biodiversidad europea. Pese al compromiso de los jefes de estado de la Unión Europea en 2001 de detener la pérdida de biodiversidad antes de 2010, el informe evidencia que casi el 25% de las especies de animales se enfrentan al riesgo de extinción, y un 65% de los hábitats de importancia comunitaria se encuentran en un estado de conservación desfavorable.

Ante esta situación, en 2011, la Comisión Europea adoptó la Estrategia Europea sobre Biodiversidad hasta 2020, con el objetivo principal de “detener en 2020 la pérdida de la biodiversidad y la degradación de los servicios ecosistémicos de la UE, y restaurarlos en la medida de lo posible, incrementando al mismo tiempo la contribución de la UE a la lucha contra la pérdida de biodiversidad mundial”. Esta estrategia (con algunas carencias importantes) refleja los compromisos adquiridos por la UE en relación al Convenio de Diversidad Biológica de Naciones Unidas.

Además del objetivo principal, la estrategia define otros seis objetivos interdependientes que abordan las principales causas de pérdida de biodiversidad. Los objetivos 1 y 2 están dirigidos a proteger y restaurar la biodiversidad y los servicios ecosistémicos. Los objetivos 3, 4 y 5 pretenden aminorar los factores de presión más importantes que afectan a la biodiversidad en la UE. Por último, el objetivo 6 busca reforzar la contribución de la UE a la biodiversidad mundial.

Los objetivos de la Estrategia Europea son los siguientes:

  1. Plena aplicación de las directivas de hábitats y aves.
  2. Mantenimiento y restauración de los ecosistemas y sus servicios.
  3. Mayor contribución de la agricultura y la silvicultura al mantenimiento y mejora de la biodiversidad.
  4. Uso sostenible de los recursos pesqueros.
  5. Lucha contra las especies exóticas invasoras.
  6. Contribución a la lucha contra la pérdida de biodiversidad en el mundo.

 

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[Informe] Revisión intermedia del cumplimiento de la Estrategia Europea de Biodiversidad

 

En 2015, la Comisión Europea ha realizado una Revisión Intermedia de la Estrategia de la UE sobre Biodiversidad hasta 2020, en la que se identifican los progresos alcanzados a nivel europeo en comparación con la base de referencia de 2010, y las áreas en las que es necesario realizar más esfuerzos para poder llegar a cumplir la meta principal.

En este informe Ecologistas en Acción realiza un análisis del nivel de aplicación de la Estrategia Europea de Biodiversidad en el Estado español, analizando las actuaciones realizadas desde 2011 por el gobierno español y las CCAA para cumplir los objetivos europeos, y proponiendo medidas concretas para hacer posible que en 2020 el Estado español cumpla con la misión de detener la pérdida de biodiversidad.

[1] Rockström J, et al. (2009) A safe operating space for humanity. Nature. 24 September 2009. Vol. 461. 472-475 Steffen W, et al. (2015) Planet Boundaries: Guiding human development on a changing planet. Science. 13 February 2015. Vol. 347 n° 6223.