Tras la realización del informe definitivo de las pruebas de estrés y su validación por pares en la Unión Europea, un grupo de expertos tendrá que inspeccionar las nucleares españolas. El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) limitó las inspecciones a la central de Almaraz (Cáceres), dejando Trillo (Guadalajara) fuera del circuito de los inspectores.

Según Ecologistas en Acción la central nuclear de Trillo fue colocada por el CSN fuera de la ruta de los inspectores europeos que visitan las instalaciones nucleares tras las pruebas de estrés. El informe definitivo elevado por el CSN fue revisado por un grupo de expertos de otros organismos reguladores europeos. Esta revisión debería ser seguida por una visita a algunas instalaciones nucleares. El CSN solo programó a la central nuclear de Almaraz.

Sin embargo, según la organización ecologista, el grupo de expertos emitió una queja reclamando también inspeccionar las centrales de Trillo y Garoña (Burgos). Esta última central es de inspección obligada teniendo en cuenta la controversia que existe sobre la anulación de la Orden Ministerial que fijaba su cierre en 2013, lo que abre la puerta a su funcionamiento hasta 2019. El caso de Trillo se explica porque es la única central española de tecnología alemana y requiere atención especial.

De hecho, el día 29 de junio de 2012 se produjo una violación de los protocolos antisísmicos de Trillo. Se colocaron unas cargas de mucho peso en una posición muy elevada dentro de la contención del reactor, sin ningún anclaje sísmico. En caso de terremoto, esas piezas habrían caído produciendo grandes daños al reactor y causando un accidente severo.

Para Ecologistas en Acción este tipo de incidentes ponen en cuestión los resultados de las pruebas de estrés, puesto que muestran que estas pruebas no garantizan la integridad de la central frente a terremotos, ya que se violan los protocolos para prevenir sus efectos. Estos defectos solo se detectan mediante inspecciones y la actitud del CSN limitando estas no ayuda a mejorar la seguridad de las centrales y arrojan nuevas sombras sobre la credibilidad de las pruebas de estrés.