Una sustancia que recubre el interior de latas de comida y bebida.

Carlos de Prada, Responsable de la campaña Hogar sin Tóxicos de la Fundación Vivo Sano. Revista El Ecologista nº 77.

El bisfenol A es una sustancia que está presente en plásticos como el policarbonato y en resinas epoxi que recubren el interior de latas de comida y bebida. Se sabe que migra desde tales recipientes, contaminando el alimento.

Centenares de estudios científicos asocian esta sustancia, incluso a niveles muy bajos de concentración, a posibles efectos sobre el aparato reproductor o el desarrollo del cerebro, diabetes, enfermedades cardiovasculares y, entre otras cosas, probablemente algunos cánceres. Más del 90% de los estudios con financiación pública concluyen que el bisfenol A puede causar efectos perniciosos, especialmente en mujeres embarazadas, mujeres en periodo de lactancia y niños menores de tres años.

Se sabe que el bisfenol A aparece como contaminante, por ejemplo, en el polvo doméstico por lo que puede pasar a nuestro organismo a través de la inhalación u otras vías. Sin embargo, la principal manera que tiene de llegar a nuestro cuerpo es la alimentación, por lo que una medida básica, pero a veces no muy sencilla, sería evitar los recipientes alimentarios que lo contienen. Se ha hecho algún estudio científico en este sentido, constatando que se reducía enormemente la cantidad de bisfenol A del organismo. El calor propicia que se libere bisfenol A en mayor cantidad, por lo que también se debe evitar calentar tales recipientes.

Para determinar qué plásticos pueden contenerlo puede mirarse el signo de reciclaje que suelen tener. El policarbonato suele estar en la categoría 7 (“otros”, ni siquiera tiene una categoría para él solo). Para complicar el asunto, el bisfenol A puede ser añadido a otros plásticos diferentes del policarbonato para darles una serie de propiedades. Y, por supuesto, en las latas de comida que podrían tenerlo, aunque las etiquetas no nos advierten de ello.

En resumen, podemos adoptar algunas medidas como reducir el uso de ciertos alimentos envasados o, por ejemplo, evitar calentar comida en un tupper de policarbonato, pero es evidente que son necesarias medidas oficiales para eliminar esta sustancia (y/o para etiquetar su presencia) al menos en los productos que puedan estar en contacto con alimentos.

Por un hogar sin tóxicos

Se ha lanzado una campaña para que desde la Administración se elimine esta sustancia en cualquier clase de recipiente, envase o material que pueda contenerlo, a imagen de la medida adoptada recientemente por la Asamblea Nacional francesa (http://www.hogarsintoxicos.org/es/actua/campana-para-retirar-bisfenol).

Desde Hogar Sin Tóxicos, se ha elaborado un detallado informe-propuesta que detalla todos los argumentos que secundan la importancia de actuar en este tema y se han iniciado contactos con diferentes grupos políticos para promover iniciativas parlamentarias.

Debe prohibirse la fabricación, importación, exportación y venta de cualquier recipiente que pueda estar en contacto con alimentos y contenga bisfenol A. Y entre tanto los productos afectados deberían tener una etiqueta con una advertencia sanitaria bien visible.

Además, se exige que se aplique el Principio de Precaución eliminando la principal vía de exposición humana al más estudiado de los contaminantes hormonales en consonancia con el reciente informe de la Organización Mundial de la Salud sobre los efectos de los disruptores endocrinos en el que solicitaba que se redujese la exposición a los mismos.

Esta es una lucha clave: lo que suceda con el bisfenol A puede marcar lo que luego suceda con otros disruptores endocrinos, reconociéndose como estos contaminantes causan efectos a niveles muy bajos de concentración.