El lunes 22 de septiembre se vuelve a celebrar el Día sin Coches. Sin embargo, las 468 ciudades españolas que participan en esta iniciativa, colofón de la Semana Europea de la Movilidad, seguirán llenas de automóviles. Y ello, en buena medida, porque se ha renunciado a organizar la movilidad urbana basándose en el transporte público y en los medios alternativos y no motorizados. Ecologistas en Acción reclama un cambio de rumbo drástico, a la vista de que reducir el uso abusivo del automóvil en nuestras ciudades tiene efectos positivos en la salud, el medio ambiente y también para la economía.

El Día sin Coches es una convocatoria de ámbito internacional surgida en el año 2000. En teoría, se plantea como una jornada educativa, en la que se puedan ensayar diferentes formas de organizar la movilidad sin tanto coche. Pero, a pesar de sus cercanos comienzos, el Día sin Coches ha perdido empuje y contenido en manos de unos gobiernos municipales, pero también autonómicos y central, que en su gran mayoría continúan desarrollando una política de movilidad que favorece la circulación de coches como principal modo de transporte urbano y metropolitano.

Nada hace pensar que 2014 vaya a suponer un cambio en esta tendencia de declive: renuncia a realizar cortes de tráfico (en las primeras convocatorias resultaba obligatorio cerrar zonas al tránsito motorizado para que una ciudad se pudiera apuntar a esta iniciativa, pero ahora es solo una recomendación), actividades improvisadas y de escasa incidencia, falta de planificación del transporte público o de medidas a favor de peatones y ciclistas, escasa o inexistente implicación de las organizaciones sociales, ausencia de una campaña previa de información a la ciudadanía… resultan la tónica general en nuestras ciudades.

Se cierra así otra semana de la movilidad sin trascendencia, reflejo del retroceso que las políticas de movilidad sostenible han tenido en nuestras ciudades en los últimos años: planes de movilidad aprobados que no se ponen en marcha, incremento de las tarifas del transporte público, deterioro del servicio, planes peatonales estancados, etc. El Gobierno central ha optado además por destinar todos los fondos de que disponía para incentivar la elaboración de planes de movilidad urbana sostenible en municipios (PMUS), al plan PIVE para el fomento de la compra de automóviles. Es una clara declaración de intenciones.

Todo esto resulta paradójico si se tiene en cuenta que reducir el uso abusivo del automóvil en nuestras ciudades tendría impactos sociales y ambientales beneficiosos y también efectos económicos positivos. Se gastaría menos en recursos energéticos, como el petróleo. Lo demuestran los datos: en 2013 se consumieron a nivel estatal más de 25 millones de toneladas de combustibles de automoción, lo que supuso un coste superior a los 40.000 millones de euros. El excesivo uso del automóvil interfiere además negativamente en el resto de medios, disuadiendo a los no motorizados y creando dificultades económicas y de viabilidad al transporte público. Los estudios de la Unión Internacional del Transporte Público demuestran que el coste total por desplazarse en una ciudad es directamente proporcional al porcentaje de desplazamientos que se realizan en automóvil: resulta más caro cuantos más coches circulen.

Por ello, Ecologistas en Acción destaca la importancia de elaborar e implementar planes de movilidad sostenible en nuestras ciudades y áreas metropolitanas, realizados con participación ciudadana, que actúen limitando el estacionamiento y circulación de automóviles, al tiempo que refuerzan y mejoran los transportes públicos y dan facilidades para desplazarse a pie y en bicicleta. Y desde luego, hace falta que el Día sin Coches, de verdad, sea un día sin automóviles, colofón de la puesta en marcha de medidas estructurales en el transcurso del año.