Ecologistas en Acción expresa su más profundo pesar ante el fallecimiento de uno de sus fundadores, Antonio Lucena, a los 80 años. Todas las personas que forman parte de la organización echarán de menos a un compañero entrañable, ecologista ilustrado y desobediente convencido, que continuó implicado en diferentes causas hasta el final.

Durante más de tres décadas, primero en Aepden, luego en Aedenat y después en Ecologistas en Acción, Lucena empleó conocimientos y esfuerzos para frenar las energías sucias y peligrosas. Como ingeniero de minas de profesión y ecologista de corazón, Lucena peleó contra las centrales nucleares o el fracking y defendió firmemente la alternativa de las renovables.

Antonio Lucena será también recordado por su implicación en otras causas, movimientos y organizaciones. Fue un pacifista luchador, habitual de manifestaciones contra la guerra y por un mundo mejor. Un hombre coherente en lo político y en lo personal. Un protagonista de grandes luchas, pero también de batallas pequeñas: la última de ellas para evitar que talaran los árboles que había visto crecer desde la ventana de su casa madrileña.

Desde Ecologistas en Acción se echará de menos la presencia física de Antonio Lucena, pero quedará todo aquello que nos enseñó.

Que la tierra te sea leve, compañero.

Adiós a Antonio Lucena, consecuente hasta el final1

Se nos ha ido Antonio Lucena, nuestro maestro y amigo. Yo he tenido la suerte de acompañarlo en su larga trayectoria de activista y voluntario compartiendo esfuerzos, alegrías y sinsabores. Él era ecopacifista odiaba todas las injusticias pero sentía especial repulsa por las guerras, que aplastan a miles y miles de personas inocentes. Militó en los 80 muy activamente en la Comisión Anti-OTAN, que fue donde lo conocí. En esta organización participó en el movimiento pacifista y antinuclear, que fue capaz de forzar un referéndum y de aumentar la conciencia pacifista de la sociedad española.

Le preocupaba también la destrucción del planeta en el que todos vivimos y cuyos recursos nos pertenecen a quienes lo habitamos, y a las generaciones futuras. Participó muy activamente en el desarrollo del ecologismo social en los años 70 y los 80. Él era de pensamiento libre, pero era muy consciente de la necesidad de trabajar codo con codo con otra gente para resolver los problemas, por eso siempre estuvo organizado: en el grupo ecologista Aepden, que más tarde sería Aedenat y finalmente Ecologistas en Acción, se nutrió con sus contribuciones y su valía. Antonio era un estudioso incansable que se armaba de razones y conocimientos para enfrentarse a nuevas prácticas dañinas para el medio ambiente o a un nuevos desafíos ambientales. Trabajó contra el cambio climático, como principal problema ambiental que afrontamos como especie y también se unió al grupo de los que resistimos frente a la práctica del fracking.

Además de su trabajo ecopacifista, Antonio siempre buscaba los enfoques globales para atacar los problemas, por eso participó en organizaciones con una visión más transversal que trabajan, además de por la paz y el medio ambiente, contra las desigualdades sociales, la desigualdad de las mujeres, la situación del tercer mundo, y por la exigencia de más democracia. Para ello eligió militar en el MC, que luego devino en Liberación y que hoy es Acción en Red, a la que continuaba perteneciendo como socio activo.

No contento con eso, se apuntó a otras organizaciones solidarias como Intermón- Oxfam, donde realizaba trabajos volunta- rios y recientemente ayudó a impulsar la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético. No le importaba su edad para realizar todas estas múltiples actividades. Ni siquiera la enfermedad le frenó. Se mantuvo activo hasta el último momento. Antonio nació en Canarias hace 81 años.

Desayunaba gofio cada mañana y era de ese tipo de canarios que no dejan de serlo y que son de carácter inquieto, nervioso e impaciente. Era capaz de desarrollar una actividad enorme, lo que seguramente fue clave para que, además de todo su activismo, pudiera dedicar atenciones a su familia y personas queridas: su mujer Lola, sus hijos y sus nietos le alegraban la vida. También sus amigos disfrutábamos de sus cuidados e intercambiábamos con él los alimentos que nos gustaban: almíbares caseros a cambio de quesos ecológicos.

Antonio, te has ido pero te recordaremos y procuraremos darle continuidad a tu espíritu inquieto, rebelde y conse- cuente. Viviste bien, habitando el tiempo y luchando por un mundo mejor. Y fuiste muy querido.

 

 

  1. Francisco Castejón