Ecologistas en Acción de la ciudad de Sevilla ha denunciado ante el Laboratorio Municipal la situación de los animales en las atracciones de la Feria de Sevilla y ha pedido información tanto administrativa como legal de la situación de los mismos.

Otro año más, la feria vuelve a contar con un miserable lado alejado del festejo y la alegría característicos de esta fiesta sevillana. La denigrante situación de los ponys en los carruseles y los animales en los circos responde a un modelo de valores obsoletos que demuestran una falta de empatía y responsabilidad por el bienestar de estos animales.

Según la web municipal, hay cinco atracciones de «Ponys» además de la concesión de permiso para el espectáculo del Gran Circo Mundial. La diversión a costa de la explotación y privación de la libertad de los animales choca frontalmente con la normativa de la Ordenanza Municipal de Sevilla y con la Ley 11/2003 de 24 de Noviembre de Protección de animales de la Junta de Andalucía. Prohibiciones como “someterlos a prácticas que les irrogue sufrimiento” o “mantenerlos en lugares o instalaciones indebidas” son obviadas por los responsables del Ayuntamiento.

Desde Ecologistas en Acción entendemos que cualquier práctica que emplee animales en exhibiciones, circos, publicidad, fiestas populares y otras actividades supone para el animal sufrimiento y dolor, además de que este tipo de espectáculos no favorece a la educación por el respeto a los animales, ya que se les transmite a los niños y niñas la idea de que está permitido divertirse a costa del sufrimiento de otros seres vivos.

Los carruseles de ponis suponen una cruel “atracción” en la que los animales son explotados durante horas. Los ponis en la feria están sometidos a un trato vejatorio y concretamente:
- Se les fuerza a dar unas como mínimo 2000-3000 vueltas (5 vueltas/minuto) cada día.
- Soportan una agresión acústica de al menos 130 decibelios (equivale a un avión despegando). Lo que les produce sordera y estrés.
- Sufren enfermedades vertebrales ya que las sillas de montar no son acordes a su tamaño, provocándoles dolor, desequilibrio y curvatura de la columna.
- Soportan focos intensos continuamente que les llega a causar daños e incluso ceguera parcial.

Además este tipo de atracción pone en riesgo la higiene y seguridad de la población:
- Las sillas de montar no son adecuadas para los niños y no incluyen ningún sistema de seguridad.
- Los ponis hacen sus necesidades fisiológicas mientras dan vueltas continuas con niños subidos a sus lomos. El suelo de la atracción es de madera, por los que los restos de orines y heces quedan impregnados en el mismo, dado que no se efectúa limpieza de desinfección o desinsectación durante todas las horas que dura la atracción activa. Como consecuencia, cualquier niño o niña que tropiece y caiga al suelo, puede llevarse en sus manos bacterias como la Escherichia Coli, que provoca graves problemas intestinales.

No existen medidas de seguridad higiénico-sanitarias para la gestión de los residuos. No hay estercoleros impermeabilizados natural o artificialmente y durante la atracción los excrementos son recogidos y depositados en un bidón de plástico que está en el centro de la atracción, al alcance de los menores y sin disponer de sistema de limpieza ni alcantarillado, quedando además a pocos metros de casetas y kioskos donde se sirven, manipulan y venden productos alimentarios.

Los ponis de feria no tienen ningún tipo de seguimiento-control higiénico-sanitario por parte de las autoridades veterinarias competentes durante el período de funcionamiento de la atracción, no se supervisa su estado de salud, ni las condiciones de las instalaciones, alojamiento, bienestar animal, medios y prácticas de transporte, cargas, descargas, etc.

Los circos son espectáculos culturales para el entretenimiento y el ocio que deberían ser compatibles con el respeto y salvaguarda de los derechos de los animales. Sin embargo, la situación de estos animales, especialmente en la «trastienda» (donde no está presente el público), suele ser bastante lamentable. Su comportamiento en cautividad está lleno de características anormales como idas y venidas, auto mutilaciones, golpearse con la cabeza, balanceos, o morder los barrotes de las jaulas.

Estos animales, a veces secuestrados de su medio natural, pasan la mayor parte de su vida atados o encerrados en jaulas, en las que apenas tienen capacidad de movimiento. Como parte de su entrenamiento estos animales suelen sufrir malos tratos y vejaciones, así como la dominación a través del miedo.

Este tipo de atracciones en los que la libertad y dignidad de un animal se ven mermadas en pos de la diversión ofrecen una visión de la realidad distorsionada y anti-educativa, en especial para los más pequeños. Los niños y niñas deben ser educados en el respeto de los seres vivos y la naturaleza, y este tipo de espectáculos no contribuye a esa sensibilización. Desde Ecologistas en Acción, animamos al Ayuntamiento de Sevilla a sumarse a los muchos municipios que han prohibido este tipo de atracciones: Jerez de la Frontera (Cádiz), Granada, Chiclana de la Frontera (Cádiz), Almería, Villanueva del Río y Minas (Sevilla), Tocina (Sevilla), Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), Santander, Basauri, Pamplona y Torrelavega.