Entre las deficiencias del nuevo plan hidrológico, al que Ecologistas en Acción ha presentado alegaciones, destaca que siguen sin aplicarse medidas serias de gestión de la demanda, tanto en el ámbito del abastecimiento como sobre todo en el ámbito del regadío. Por otra parte se han establecido unos caudales ambientales en muchos casos raquíticos, que no garantizan la conservación del río Segura y otros cauces de la cuenca ni de la biodiversidad asociada. Esta insuficiencia de los caudales ambientales se agrava en situación de sequía (muy frecuente en la cuenca del Segura), situación en la que no se fijan caudales ambientales para el 95% de las masas de agua tipo río. En el río Segura en situación de sequía sólo se fijan caudales ambientales en 3 masas y su valor se sitúa en tan sólo un 2% de los caudales naturales, un valor que no permite mantener los hábitat fluviales y la biodiversidad del río.

Otras insuficiencias del plan incluyen la ausencia de perímetros de protección para las 104 extracciones existentes de aguas subterráneas para abastecimiento urbano, la falta de medidas que prioricen la conservación de los manantiales, una insuficiente protección de las huertas tradicionales y su derecho preferente al agua y la inexistencia de medidas ambiciosas para alcanzar el buen estado ecológico en todas las masas, incluidas las subterráneas, la gran mayoría de las cuales permanecerán en mal estado ecológico.

En cuanto a las medidas que contempla el Plan, una parte muy significativa del presupuesto se destina a obras hidráulicas e infrastructura dura contra las avenidas –desaconsejadas por la Comisión Europea-, mientras que más allá de las obras de depuración y saneamiento, las medidas estrictamente ambientales y de recuperación de los ecosistemas hídricos tienen un papel marginal.

En conjunto el plan propuesto demuestra que, más allá de las declaraciones y el lenguaje del Plan, que intenta adaptarse formalmente a la letra de la Directiva, lo cierto es que no estamos ante un plan muy diferente al que se aprobó en 1998, puesto que se mantienen los mismos objetivos obsoletos de la vieja hidráulica y esencialmente las mismas actuaciones, ajenas a los objetivos ambientales.

Uno de los indicios de que la retórica de cumplir las directivas europeas (Directiva Marco del Agua y Directiva de Gestión del Riesgo de Inundaciones) se limita a la forma pero no al fondo, es la falta de coherencia entre el Plan de Gestión del Riesgo de Inundaciones y el Plan Hidrológico. Si bien el Plan frente a las Inundaciones no incluye obras de infraestructura dura y apuesta por medidas de ordenación del territorio y de protección de las zonas inundables, como exige la Directiva, lo cierto es que en realidad no se renuncia a tales infraestructuras grises porque simplemente se han traspasado al Plan Hidrológico, incumpliendo las directrices europeas de apostar por las infraestructuras verdes y la ordenación del territorio en lugar de por más cemento.

Finalmente Ecologistas en Acción de la Región Murciana denuncia el retroceso en participación pública real en el actual ciclo de planificación, dado que los grupos ecologistas han dejado de tener un representante con voz y con voto en la Comisión de Planificación Hidrológica, comisión a la que sólo puede asistir un representante en calidad de invitado y sin derecho a voto. Este retroceso en participación se suma al sufrido en la Comisión de la Sequía, donde incomprensiblemente se ha elegido como representante de los intereses ambientales a un representante de las organizaciones agrarias –ASAJA- en lugar de a un miembro de los grupos ecologistas.