Ecologistas en Acción considera la destitución como una lamentable injerencia política de los responsables del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el funcionamiento de la Estación Biológica de Doñana (EBD), cercenando la independencia de la ciencia pública y comprometida.

Ecologistas en Acción lamenta el cese del director de la Estación Biológica, Juan José Negro, y le agradece el apoyo a las causas defendidas por el ecologismo desde su ámbito científico.

El hasta ayer director, en su gestión al frente de la EBD, se ha sumado desde la ciencia a la defensa de Doñana en hechos fundamentales para su conservación, como su negativa al dragado del Guadalquivir, su implicación directa en la investigación sobre el caso Aznalcóllar, la denuncia de los impactos de la romería del Rocío, o sacar a la luz los datos de sobreexplotación del acuífero de Doñana que están llevando a los ecosistemas del Parque Nacional al colapso.

La única justificación que se ha dado del cese es la “pérdida de confianza” ante los actuales rectores del CSIC, el presidente Lora Tamayo y el coordinador en Andalucía, Miguel Ferrer.

La ausencia de razones técnicas y científicas que expliquen esa desconfianza pone en evidencia que las verdaderas razones para esta destitución fulminante son de tipo político.

Hay que denunciar que la defensa de Doñana mantenida por Negro choca con intereses manifiestos del Coordinador del CSIC en Andalucía, Miguel Ferrer, que defiende, como “asesor científico”, proyectos denunciados de alto impacto contra el parque nacional. Miguel Ferrer asesora, en clara incompatibilidad con el alto cargo público que ostenta en el CSIC, a la Autoridad Portuaria de Sevilla en su intento de dragado del Guadalquivir, y a las empresas mineras con intereses en la zona. Por ello, no parece descabellado relacionar la destitución de Negro con presiones ejercidas por Ferrer para intentar colocar al frente de la EBD a alguien dócil, que no se posicione tan claramente frente a sus intereses. Igualmente ha habido enfrentamiento en el cuestionamiento de Ferrer de la gestión pública de la Reserva Biológica y su intento de privatizar la misma, como corresponde a la conocida ideología de los responsables del actual gobierno, al que avala este antiguo científico “rebelde” de forma incondicional.

Este cese significa para Ecologistas en Acción una clara e indecente injerencia política en el funcionamiento del CSIC y una pérdida clara de su independencia.

En definitiva, una decisión pésima para Doñana, autoritaria en cuanto afecta a los mecanismos de elección participativa que hasta ahora se venían respetando en la elección del cargo y que obedece a intereses que pretenden acallar cualquier voz crítica.

Se ha cercenado así el papel de ciencia pública y activa, que facilita los datos científicos para defender públicamente una gestión sostenible, y denuncia las agresiones que generan daños sociales y ambientales, en muchos casos irreversibles.

Por todo ello, pedimos públicamente el cese de Miguel Ferrer como máximo responsable del CSIC en Andalucía y la restitución en su cargo del director de la EBD.