Para Ecologistas en Acción esta instalación, además de innecesaria, aumentaría las emisiones contaminantes a niveles inaceptables y agravaría la actual situación sanitaría con altos niveles de morbilidad y mortalidad. Sin olvidar que para luchar contra el cambio climático es necesario abandonar las energías fósiles.

El levantamiento de las sanciones económicas y comerciales a Irán después del acuerdo nuclear firmado con seis potencias internacionales en julio pasado a cambio de la promesa de Irán de no producir la bomba atómica, está siendo utilizado como excusa para implantar una nueva refinería en el Campo de Gibraltar. El proyecto promovido por la Compañía Iraní de Refinado y Distribución (NIORDC) pretende refinar 10 millones de toneladas de crudo al año (220.000 barriles de petróleo diarios) y tendría el visto bueno del Gobierno en funciones del PP, a la vista de las declaraciones del Ministro de Asuntos Exteriores García Margallo.

Una instalación innecesaria

En primer lugar se ha anotar que esa refinería sería innecesaria. La capacidad de refino de las 10 refinerías instaladas en España es de 76,8 millones de toneladas de crudo, muy superior a las importaciones, que en 2015 rondarán las 65 millones de toneladas (59 en 2014). Ahora mismo hay por tanto capacidad excedente de refino. Hay que precisar que España es un importante exportador de productos petrolíferos (de gasolinas a EE UU y de gasóleos a Europa). Una nueva refinería daría salida comercial al crudo iraní pero supondría aumentar de forma innecesaria la ya gran capacidad de refino excedente y su producción iría destinada en su mayor parte obviamente a la exportación.

Una instalación contaminante

Las refinerías son las instalaciones industriales más contaminantes de todas las existentes. El sector del refino en España emitió más de 14 millones de toneladas t de CO2 en 2015, lo que supuso el 4,82% del total de emisiones de gases de efecto invernadero en todo el Estado. Por otro lado, durante 2014 fue el segundo sector más contaminante en la emisión de óxidos de azufre, compuestos orgánicos volátiles y Níquel, mientras que fue el tercero en la emisión de óxidos de nitrógeno y naftaleno.

En particular, la refinería que ya hay situada en la zona en la que se habla para la nueva instalación, la de Cepsa en San Roque (Cádiz), tiene una capacidad de refino de 12 millones de toneladas y 240.000 barriles de crudo diarios. Durante 2014 emitió 1.690.0000 toneladas de CO2, 2.050 t de óxidos de nitrógeno, 4.540 t de óxidos de azufre, metales pesados, muchos de ellos cancerígenos y disruptores hormonales (92 kg de arsénico, 85,6 kg de cadmio, 1.500 kg de cromo, 23,2 kg de mercurio, 9.100 kg de níquel, 282 kg de plomo), sustancias cancerígenas como 2.900 kg de benceno y 210.000 kg de partículas. Además de innumerables vertidos al mar de sustancias peligrosas (116.000 kg de carbono orgánico total, 1.180 kg de etilbenceno, 70,4 de hidrocarburos aromáticos policíclicos, 40 kg de fenoles, etc.).

Todo es legal, pero es ingenuo pensar que esas emisiones no tendrán impactos sobre la salud de la población cercana a esa instalación y sobre el medio marino. Una nueva refinería supondría duplicar esas emisiones. Además hay que tener en cuenta el efecto sinérgico y de acumulación a las emisiones del resto de industria pesada existente en el Campo de Gibraltar (Central térmica de carbón de Los Barros, acería de Acerinox, Interquisa, etc. hasta 18 instalaciones industriales contaminantes), que lo configura como el primer polígono industrial de industria pesada de Andalucía. La morbilidad y mortalidad de la población del Campo de Gibraltar es más alta que la media de Andalucía y de España, según el estudio de la Universidad Pompeu i Fabra y el Instituto de salud Carlos III, en los Atlas de mortalidad y mapa del cáncer en España, respectivamente.

Una idea descabellada

Por todo ello, para Ecologistas en Acción la idea de instalar una nueva refinería en el Campo de Gibraltar es completamente descabellada y solo obedece a intereses especulativos. E, igual que sucedió con el proyecto de refinería Balboa en Extremadura (Santos de Maimona, Badajoz), fracasará.

Para la organización ecologista, es tiempo de abandonar las energías fósiles y de promover la transición urgente a un escenario bajo en carbono, gobernado por las energías renovables y el ahorro energético. El cambio climático exige una rectificación en toda regla del trayecto recorrido hasta ahora. Una nueva refinería sería un nuevo obstáculo en ese camino necesario.