Ante la trágica noticia del asesinato de dos Agents Rurals de Catalunya ayer sábado en el Segrià (Lleida), Landazuría-Ecologistas en Acción de La Ribera desea:
- Enviar nuestras condolencias a la familia, amigos y amigas de los Agents fallecidos.
- Transmitir todo nuestro apoyo y solidaridad al conjunto de Agents Rurals de Catalunya.

Solicitamos a las diferentes Administraciones Públicas, el apoyo y reconocimiento de la labor que realiza el Guarderío Forestal y la apuesta por este colectivo. Necesitamos dotar al colectivo de los medios y personal necesarios para que puedan desarrollar su trabajo con total seguridad.

A su vez, hacemos un llamamiento para secundar la concentración silenciosa convocada por la Asociación Navarra de Guardas Forestales-Nafarroako Oihanzainen Elkartea de cinco minutos este lunes 23 de enero a las 12 horas en la entrada del Departamento de Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Administración Local, (C/ Gonzalez Tablas nº 9. Pamplona) como recuerdo, homenaje y solidaridad con los asesinados.

Se trata de un incidente aislado y será la justicia quién tendrá que dirimir cualquier culpa y responsabilidad. No se puede atribuir de ninguna forma la actitud de un individuo a todo un colectivo (en este caso, los cazadores).
No obstante, consideramos muy oportuno hacer una reflexión sobre la caza y las armas. Hay que establecer medidas para evitar que las personas que pueden no ser aptas para usar un arma accedan a las mismas, generando un peligro a la sociedad. En este sentido, hay que establecer requisitos más estrictos para obtener la licencia de armas, y un control mucho más esmerado de las personas que salen a cazar. Resulta sorprendente, por ejemplo, que los conductores que cada día se desplazan a sus puestos de trabajo puedan ser sometidos a controles de alcoholemia por la posibilidad de ocasionar daño a terceras personas mientras que un colectivo, que transita armado por nuestros campos y montes, no sean sometidos a estrictos controles de alcoholemia.

Por todo ello, consideramos que el desgraciado suceso de ayer sábado en el Segrià (Lleida) es una oportunidad para reflexionar sobre esta actividad de la que, al contrario de lo que argumentan sus defensores, se sobredimensiona su utilidad social y, en cambio, se minimizan sus impactos negativos. Es el lobby de la caza recreativa e industrial quien a menudo transmite mensajes erróneos o tergiversados, con el interés particular de recibir mayor apoyo legal, económico y mediático por parte de las administraciones, y obtener privilegios frente a derechos sociales consolidados cómo es el goce del medio ambiente saludable y la conservación de la biodiversidad. Por eso, reclamamos una nueva Ley de Caza que establezca restricciones en el acceso a las armas, que saque esta actividad de la categoría de «deporte» y la sitúe como la actividad peligrosa que es, definiendo los controles y supervisión necesarios.