Atravesando la provincia de Málaga, se extiende, de oeste a este una alineación montañosa, de unos 50 km de longitud, que divide el territorio provincial en dos sectores: el costero y el de interior. El Arco Calizo Central Malagueño es un conjunto de montañas que discurre por los municipios malagueños de Alora, Ardales, Campillos, Valle de Abdalajís, Antequera, Villanueva del Rosario y Villanueva del Trabuco, en la comarca de Antequera; así como por los municipios de Alfarnate y Alfarnatejo en la comarca de la Axarquía. Al menos cinco Grupos de Desarrollo trabajan en su interior: Nororma, Guadalteba, Antequera, Valle del Guadalhorce y la Axarquía. Aquí se suceden las Sierras de La Pizarra, Valle, Huma y Llana, Sierra de Chimeneas, Torcal de Antequera, Sierra de Las Cabras, del Co, Jobo, Camarolos, Gorda y San Jorge. Este ecosistema se considera de gran valor en el contexto español y europeo, máxime si consideramos el intenso nivel de degradación y de ocupación humana de sus montañas, verdaderas islas naturales donde sobrevive una biodiversidad muy específica y en algunos casos exclusiva. Asimismo, esta cordillera encierra formaciones geológicas del relieve kárstico propias de los macizos calizos, con dolinas y uvalas, navas, simas o lapiaces.

El Arco Calizo Central, verdadera frontera climática entre la Vega de Antequera -al norte- y la Hoya de Málaga y Valle del Guadalhorce -al sur-, atesora una serie de hábitats destacados por su peculiaridad, algunos de ellos protegidos por la Unión Europea, así como una serie de endemismos botánicos, algunos incluidos en los catálogos andaluz y nacional de especies amenazadas. Perviven hábitats como los sabinares de Juniperus phoenicea turbinata de Sierra Llana, formación de gran uniformidad muy interesante por su escasez en el contexto provincial; así como uno de los pocos pinares espontáneos malagueños de origen natural de Pino carrasco; encinares densos muy bien conservados de Quercus rotundifolia; olmedas de media montaña; formaciones mixtas de encinas, quejigos y arces; o coloridos cornicabrales. En sus laderas nacen ríos y arroyos mediterráneos como el Guadalmedina y el Guadalhorce, con interesantes tramos de bosque galería; y se forman humedales como las lagunas de El Hondonero. Aquí viven interesantes especies zoológicas, como anfibios y reptiles amenazados, amplio elenco de rapaces que anidan en sus cantiles, o herbívoros que sirven de alimento a mamíferos predadores. Sin olvidar la crucial función estratégica de esta cordillera, al servir de corredor ecológico natural para especies faunísticas como la cabra montés (Capra pirenaica hispanica), estableciendo la conexión natural entre el Parque Natural de Sierra Tejeda, Almijara y Alhama, y el Parque Natural de Sierra de las Nieves.

Cuenta con dos enclaves protegidos, como son los Parajes Naturales de El Torcal de Antequera, y el Desfiladero de Los Gaitanes, sin olvidar que gran parte de la cordillera se considera LIC (Lugar de Interés Comunitario) dentro de la Red Natura 2000 de la Unión Europea. Sin embargo, esta protección puntual de ciertos enclaves aislados no garantiza en absoluto la preservación de conjunto de toda la cordillera montañosa, cuya fragmentación amenazaría su función como verdadero corredor ecológico, contribuyendo al aislamiento de las poblaciones florísticas y faunísticas.

Esta cordillera se encuentra en su conjunto expuesta a un alto grado de desprotección. Por ejemplo, El Torcal de Antequera tiene las laderas, en su mitad inferior, excluidas del área de protección. Asimismo, en la Red Natura 2000 se excluyó la protección de enclaves tan relevantes como el Alcornocal del Puerto del Barco, el singular Puerto de Las Escaleruelas, o la Sierra de Chimeneas –conocida cariñosamente por los montañeros como “El Camorro”-, así como la Sierra de Peñarrubia, de alto valor ornitológico por la presencia de aves rapaces. Los Lugares de Interés Comunitario deberán convertirse en Zonas Especiales de Conservación (ZECs), integrando la Red de Espacios Protegidos andaluces, según Ley 18/2003. Una excesiva demora en tal proceso haría que a efectos prácticos no fuese efectiva la protección de estos singulares enclaves. Estas ZECs deberán contar además, con Planes de Ordenación y Gestión específicos, sin cuya existencia no hay modo alguno de regular los aprovechamientos y el uso de sus recursos naturales, ni de controlar los abusos y sobreexplotaciones insostenibles existentes actualmente.

También se ciernen sobre esta cordillera amenazas como el alarmante crecimiento del uso de venenos para la eliminación de mamíferos predadores; el sobrepastoreo excesivo; la invasión y alteración de sus Vías Pecuarias –como es el caso del Cordel de Antequera a Málaga, en las puertas de El Torcal-; proyectos de ubicación de canteras extractivas de calizas; parques eólicos mal situados –muy necesarios, pero proyectados innecesariamente en emplazamientos donde el impacto natural superará a los beneficios económicos y ambientales-; y de una manera especialmente preocupante la creciente expansión urbanizadora, que amenaza actualmente a enclaves tan relevantes como el entorno norte de la Sierra de Camarolos –con el proyecto “Valle del Rosario Golf”-, o el entorno de Villanueva de la Concepción, al sur de El Torcal, así como las proximidades del encinar de Zapatones, a los pies de la Sierra de Chimeneas. Este crecimiento innecesario provoca el grave problema de la sobreexplotación de acuíferos, como el del Nacimiento de la Villa, que nutre a la ciudad de Antequera. Mención aparte merece la destrucción del acuífero del Valle de Abalajís por las obras del AVE Málaga-Córdoba, a pesar de conocerse previamente la delimitación exacta de este acuífero.

Es perentoria la concepción de todo este conjunto montañoso como una sola unidad indivisible, lejos de su actual consideración como “sierras isla”, dotándolo con una figura de protección como es la de Parque Natural. A ello debemos añadir la potencialidad de esta cordillera para la puesta en valor de su geodiversidad, utilizando como centro dinamizador El Torcal de Antequera, incluido en el Inventario de Georecursos de Andalucía. Esta medida debe contar con un gran apoyo social, así como de los medios de comunicación, autoridades científicas y universitarias, y administraciones pertinentes

Tal protección es perfectamente compatible con la pervivencia de los aprovechamientos tradicionales, como el pastoreo, la agricultura ecológica a los pies de las laderas, la recolección de frutos y productos del monte, la caza sostenible o el turismo rural. Asimismo, los numerosos pueblos ubicados en el entorno de esta cordillera se verían francamente beneficiados al constituir las puertas de entrada a este Parque Natural. El propio delegado provincial de Medio Ambiente, Ignacio Trillo, anunciaba en mayo de este mismo año las pretensiones de la Consejería de Medio Ambiente de ampliar el Parque Natural de Sierra Tejeda a través del LIC de Camarolos, perteneciente al Arco Calizo Central Malagueño (Diario Sur 4/mayo/2007). Es más, toda esta cordillera posee entidad suficiente como para ser considerada un nuevo Parque Natural por sí sola. Pero esta figura de protección necesita la iniciativa de los Ayuntamientos de todos los municipios incluidos en su territorio –que deben aprobarlo en Pleno-, y el apoyo de los Grupos de Desarrollo que cohesionan dichos municipios. Estamos ahora ante una oportunidad única para que entre todos, autoridades, gestores, científicos, profesores universitarios, asociaciones conservacionistas , y población en general, contribuyamos a preservar este singular enclave serrano tan nuestro y, al mismo tiempo, tan amenazado.